sábado, 9 de febrero de 2008

LA SEXUALIDAD

A pesar de los esfuerzos que hacen los canales de TV, prensa y radio, inclusive los colegios, para tratar el tema de la sexualidad, ésta sigue siendo una incógnita para el público en general. Me baso en lo siguiente. Cada vez que he escuchado un foro al respecto, la palabra sexo es la predominante. Esto se traduce en la mejor forma de hacer el acto sexual, el uso de preservativos, los pro y contra de una determinada pastilla, y así por el estilo. En los colegios, o es una clase de biología o una información acerca de los problemas del embarazo juvenil. Si es un colegio católico, en algunos, la palabra pecado es la base de todas las exposiciones didácticas.
Mi intención es dar algunas nociones preliminares sobre el tema, basado en mis estudios al respecto, cursos de capacitación, ser profesor y padre. Dependerá de la respuesta o preguntas de quiénes visiten este blog, para profundizar más en el tema.
Muchos padres se preguntan cuándo debe comenzar la educación sexual para sus hijos. Mi respuesta es que debe partir a muy temprana edad. Estimo que a los cinco años debe empezar, por parte de los padres, dicha educación. Lógicamente, en forma ponderada, delicada y especialmente, muy bien documentada por parte de los progenitores. Por tanto, en el colegio en educación básica debe ser tratada por los profesores.
Si vamos a tratar el tema de la sexualidad, definamos qué se entiende como tal. Sexualidad es algo inherente a todo ser humano y está conformada por diversos valores tales como: psicológicos, religiosos, morales, filosóficos, educacionales, todos ellos son diferentes para cada persona.
La sexualidad está unida al sexo, pero es muy diferente a éste, porque el sexo es algo que determina lo macho y lo hembra, por tanto, está identificado por los órganos sexuales.
Sexo y sexualidad están tan unidos, pero eso no implica que uno no pueda vivir sin el otro. Creer lo contrario, confunde y lleva, por ejemplo, que en los foros como los enunciados anteriormente, la sexualidad pase desapercibida. La sexualidad puede existir sin sexo, pero no el sexo sin la sexualidad.
Por la gran cantidad de información que el niño y el púber tienen hoy respecto al cuerpo de la mujer, lo primero que tratará es justamente, ver ese cuerpo y para ello usará, tal vez, lo que tiene en la casa, videos o internet, mejor aún si alguna niña algo osada se lo muestra, ya sea en juegos o simplemente en pololeos. No estará ausente, una mirada a su hermana incluso a su madre bañándose. Hay hogares donde la madre y el padre se bañan desnudos ante sus hijos, medida en cierto modo sana porque demuestra que el cuerpo no tiene nada de pecaminoso u oculto, pero si el medio en el cual el niño de desenvuelve es altamente erotizado, las miradas ya no serán tan inocentes.
Los padres, generalmente, no están informados de las incursiones a internet y si lo saben, algunos, los dejan si estos son varones, para “que se haga hombre” dice orgullosamente el padre. La opinión de la madre no tiene validez y si la tiene, predomina la del padre.
Tal vez, si estudiamos esa frase “que se haga hombre”, podemos entender un poco mejor de cómo se van degenerando dichos conceptos: sexo y la sexualidad.
Hacerse hombre, desde ya, implica para ese padre, que el niño sea muy “macho” y por ningún motivo tenga inclinaciones homosexuales. Otra materia que hoy está muy comentada y aceptada por la sociedad, pero que veremos más adelante. Por tanto, desde temprana edad, el niño relaciona la sexualidad, que es la que lo lleva a investigar y saber más del sexo opuesto, exclusivamente con los órganos sexuales, sexo. Pero de la sexualidad, no tiene noción alguna.
Es fácil, por tanto, darse cuenta, que “el hacerse hombre”, puede implicar, en algunos casos, el comienzo errado de la sexualidad. Esta errada asociación, provoca desde niño una mirada también equívoca hacia la mujer, al omitir ver en ella sus valores, religiosos, psicológicos, filosóficos, morales, de educación del hogar, es decir, su sexualidad. El joven, bajo esta perspectiva, mira a su pareja como un cuerpo y no como un ente con valores que debe respletar. Lógicamente, que también la niña debe entenderlo así, para que ella se respete primero y luego lo pida a su pololo, pareja e incluso a su marido en el futuro.
Como pedagogo, he podido observar y estudiar, que en los colegios mixtos existe un mayor respeto por la mujer, materia que debe ser reforzada por el colegio y los padres. En aquellos sólo de hombres o de mujeres, la seccionalización del cuerpo del hombre y especialmente de la mujer, es algo grotesco. El niño se refiere a la amiga por sus “tetas”, “poto” y otras partes. No es Elisa, sino la del buen poto o tetas. Las niñas, en la actualidad, no se quedan atrás tampoco y también sus compañeros son más conocidos por sus miembros desarrollados o por ser bueno en la cama.
El inicio errado de la sexualidad lleva, por ejemplo, oír conversaciones de adolescentes frente a su relación con el sexo opuesto, en el sentido de echar verdaderas competencias de quién tiene más relaciones sexuales con las niñas, ya sea, en fiestas o en la vida diaria. La niña, por tanto, es un objeto de conquista a lo que de lugar sin importar los sentimientos y valores de dicha niña. En la actualidad la palabra “ponseo” es una competencia en las fiestas de adolescentes respecto a quién besa a más personas de su sexo contrario o incluso, del mismo sexo. En las famosas pandillas, tan prolíferas en la actualidad, la sexualidad es una palabra ni siquiera conocida, porque indudablemente prima más la palabra sexo y todo lo que ello implica
Pololear, hace algunos años atrás, implicaba un sano encuentro adolescente donde cada cual lo hacía inclinado por el despertar sexual. Era el primer paso de compromiso entre adolescentes. Generalmente, se pololeaba muchas veces antes de llegar a un compromiso más formal, noviazgo.

En la actualidad, es usual, por tanto, que la joven a la edad de dieciocho años, lo mismo el joven, dejen la casa de sus padres y vivan solos. Por tanto, si conocen a una persona del sexo contrario, o de igual sexo, las manifestaciones del amor que se tienen, sean realizadas en el departamento de uno de ellos. A veces, si la relación se considera más sólida, uno de ellos se va a vivir en el departamento del otro. Empieza una convivencia o pololeo.
En esta relación si las cosas no andan, se termina y se busca otra pareja. No hay un compromiso social, ni menos legal. Lo ideal, es que no hayan procreado, porque, de ser así, generalmente es la joven la que se queda con el crío y los padres de ellas son los que pasan a tener la responsabilidad monetaria de dicha creatura y en la práctica, la responsabilidad total del niño(a).
La palabra noviazgo ya prácticamente no se utiliza, al igual que matrimonio ya no se concibe como antes, cuando la joven salía del hogar para casarse. Además, entre los jóvenes adultos, entre más se puede postergar éste, mejor. Fenómeno que se ha universalizado y por ende, la estadística así lo demuestra. En Europa, incluso USA, la cantidad de personas jóvenes ha ido disminuyendo en los últimos veinte años. Se prevé, que el adulto mayor, tercera edad, será mayor en los próximos treinta años de no cambiar la costumbre entre los jóvenes de eludir la maternidad.
Es primordial, por tanto, que los padres se eduquen sexualmente para poder, a su vez, educar en esta materia, a sus hijos.